ABOGADO Y ADMINISTRADOR DE FINCAS, POR LOS ILUSTRES COLEGIOS DE CADIZ
Parece que ya está pasando… bueno, en realidad no es así. Nada ha pasado, nada podrá pasar nunca, y ni mucho menos olvidarse. Son muchos los que no están ya, y eso nunca podrá pasar. Es mucho lo que se ha perdido, los negocios perdidos, el dinero invertido, y eso no podrá pasar… Son muchos los errores cometidos, la falta de reacción y las palabras equivocadas… y eso no debería poder pasar.
La figura del Administrador de Fincas es de todos conocida, y de todos desconocida. Quizás todos tengan un amigo Administrador, o alguno le gestiona su casa. Quizás todos sepamos las funciones básicas de un Administrador, y sobre todo, muchos conocen las obligaciones del mismo. En España existen mas de 15.000 Administradores de Fincas Colegiados, que durante toda la pandemia han estado ejerciendo como Administrador, pero también han estado ejerciendo como amigo, como psicólogo, como cuidador, al otro lado del teléfono, mandando mensajes tranquilizadores, ayudando… Porque no se nos puede olvidar que esta pandemia ha golpeado muy duro en aquellas familias y personas que menos recursos económicos o emocionales tenían, y con los que mas pendiente se tenía que estar. Y se ha hecho sin peso en las espaldas, porque ese saco no pesaba.
Pero desde el primer momento se ha echado de menos un desarrollo legislativo lógico para atajar un problema que, literalmente, nos afectaba al día a día: las reuniones de Comunidad, obligatorias por un lado al menos una vez al año, para tratar asuntos tan necesarios como las cuentas, cuotas o posibles obras a acometer, no se podían desarrollar por otro lado, debido a las limitaciones de reunión, a las altas tasas de contagios, y simple, y llanamente, al puro y más instintivo miedo. Las decisiones normativas llegaban, de forma genérica, y nosotros debíamos aplicarlas, encajándolas como una pieza de puzle a la que le falta una esquina. Y teníamos al otro lado del teléfono a propietarios que, en su día a día, solicitaban decisiones que no podíamos tomar, y donde no se nos apoderaba para ello.
Cuando estudié Derecho, una de las cosas que mas me gustaba es que en la Ley se encuentra todo: no existen huecos. Pueden existir vacíos legislativos, pero son llenados por otras leyes, superiores, inferiores, anteriores, de desarrollo… pero algo te dirá que tienes que hacer. No existen huecos porque el sistema está ideado para que no existan, y porque si existieran, se daría el caos.
Pero parece que el día a día de las Comunidades de Propietarios no era tan importante. Y no se dio el caos, gracias a Dios. Y no se dio por la voluntad de los propietarios, que entendieron de la volatilidad de la situación. Y no se dio porque los Administradores de Fincas, encima de un alambre fino extendido por las azoteas de todos los edificios, con una larga vara de madera, fueron haciendo un difícil equilibrio de pretil en pretil, para conseguir que todo saliera lo mejor posible. Pero eso no debió suceder así… Se debió legislar clara y específicamente, para que ese alambre, al menos, hubiese sido mas gordo.
El Legislador (con mayúsculas, porque, aun así, sigo pensando en el peso de tal figura) debió pensar, aun en su propio caos, en la figura de las Comunidades de Propietarios, y eso no sucedió, y aun hoy no sucede en gran medida. Nos regula
una Ley que data de 1960, y que, a base de remiendos, parches, y esteroides, vive en 2021, y cada nueva revisión es aplaudida como el agua después de un desierto recorrido cuarenta años. Y no debía ser así…
El Real Decreto-ley 8/2021, de 4 de mayo, por el que se adoptaron medidas urgentes en el orden sanitario, social y jurisdiccional, a aplicar tras la finalización de la vigencia del Estado de Alarma, nos dio un arma. Así se traduce. En resumen, entre otras decisiones, dijo que hasta Enero del 2.022 eximia a las Comunidades de la obligatoriedad de realizar reuniones ordinarias. Y daba soluciones para realizar otro tipo de reuniones alternativas, via telemática, o de manera diferida.
En realidad, lo que estaba diciendo es: decide tu. Tienes el arma, pero enfréntate tu a los propietarios o Presidentes que te solicitan reunión, y ya verás si la haces o no. Realmente, lo que suponía era entregar la patata caliente al Administrador. La normalidad estaba llegando, la hostelería se estaba abriendo, podías ir a una boda, podías ir a ver a tu equipo al estadio, pero ¿no puedes hacer tu reunión de Comunidad? ¿Es el Administrador el que te está impidiendo o permitiendo hacerla? Esa patata caliente supone un peso mas en una espalda que ya está curvada con 18 meses de sacos de arena.
Pero la pura realidad es que la patata caliente no siempre debe recaer en el autónomo, o en el pensionista, o en el profesional que ejerce sus funciones haciendo malabares. La patata no debería de estar ni siquiera caliente…